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Los libros son las alfombras mágicas de la imaginación. Jorge Luis Borges

viernes, 9 de diciembre de 2011

Cuento de Navidad - Recuerdos de tu rostro


El pueblo era pequeño, unas pocas casas agrupadas en el centro, el resto esparcidas entre grandes parcelas de campo. Parecía que el tiempo se había detenido, allí no llegaba el progreso, pero los turistas caminaban sus calles durante todo el año comprando recuerdos de ese lugar tan pintoresco, dónde la historia estaba instaurada en cada ladrillo.

Otra Navidad se aproximaba, y todos los lugareños “vestían con guirnaldas” los frentes de las casas, absolutamente todo se iluminaba por las noches.
La tienda más grande era de Pascual, la conservaba tal como sus padres la habían construido,  y la seguía atendiendo junto a su esposa María.

Pascual tenía el rostro con surcos que, desde niño, se le habían formado de tanto reír, su piel trigueña soportaba el sol sin problemas, estaba siempre con aspecto bronceado, su nariz redonda y pequeña era acompañada por   grandes ojos azules que, ante su imponente cuerpo, se disipaban.
Cuando María lo conoció se enamoró a primera vista, ambos decían ser el uno para el otro, el complemento perfecto.
María era de aspecto frágil, su cuerpo pequeño pero de curvas prominentes atrapaba muchas miradas, nadie se detenía en su rostro de piel blanca,  grandes ojos verdes y el cabello rubio oscuro que le cubría los hombros como cascada que llega a su fin.

Unos días antes de Navidad, Pascual fue a buscar a sus hijos que estaban en el único lugar recreativo del pueblo mientras María cerraba el negocio. Como siempre lo hacía, iba caminando hasta su casa por el costado de la calle principal. Inesperadamente, un fuerte golpe, la hizo volar por el aire y su rostro pegó sobre el parabrisas de un auto descontrolado que intentó esquivarla pero no pudo. Quedó tirada sobre el empedrado con la cabeza ensangrentada y sin conocimiento.

No había hospital en el pueblo, solamente una salita de primeros auxilios, allí le hicieron las primeras curaciones pero debió ser trasladada de urgencia a la ciudad.

La noticia fue para Pascual como un puñal clavado en medio de su corazón, estaba destrozado. María tenía múltiples cortaduras en la cara y la nariz quebrada, pero la peor noticia fue la que le dio el Doctor del Hospital –Su esposa ha perdido la visión, tal vez, sea temporal por el traumatismo sufrido en la cabeza, debemos esperar la evolución–. La voz sonó como un huracán que arrasó el alma de Pascual, abrazó a sus hijos y trató de ser valiente para no flaquear.

Fueron pasando los días, María seguía internada, mejoraban muy bien sus heridas pero su vista seguía igual. Estaba aterrorizada por tanta desdicha pensando que ya no podría ayudar a su esposo con la tienda, su casa, sus hijos… todo se hacía incomprensible y solamente podía llorar en silencio.

Llegó la Nochebuena y Pascual fue con sus hijos a visitarla, ella estaba feliz por el amor que la rodeaba.
Antes de que se retiraran, le pidió a Pascual que se acercara y le esbozó al oído –Mi amado esposo, te veo como una foto arrasada en blanco y negro, solamente tengo recuerdos de tu rostro, me quedo con ellos en esta penumbra, esperando un milagro-. Le dio un beso nacido del gran amor que se profesaban y cerró los ojos.

Llegó la medianoche y la sorprendió con la vista fija sobre una de las blancas paredes de la habitación, repentinamente apareció una figura con alas que la estremeció, inmediatamente recordó que cuando era niña su abuela le contaba historias milagrosas sobre el “Ángel de la Navidad” y comenzó a hablarle,
-Ángel, sé que mis ojos están complicados, pero me gustaría que intercedieras con un milagro para esta Navidad, anhelo volver a ver a todos mis seres queridos, aunque sea por única vez-. Con las manos sobre su rostro se quedó dormida.

La mañana de Navidad, con mucho temor comenzó a abrir lentamente los ojos, y ante su asombro, vio los rayos de sol que entraban por la ventana.
-¡Muchas gracias!- dijo- mientras se esfumaba en el cielo… un ángel.

Graciela Fioretti – Jyosti
09/12/2011

**Obra registrada**

**Agradezco a Isabel Soriano Botello autora de la fotografía**
Puedes visitarla en: 

http://wersemei.es/



1 comentario:

wersi dijo...

Precioso el cuento amiga. Estás luciéndote con tus relatos, todos llenos de humanidad y hermosos sentimientos.
Este es un alegato al amor en toda regla. Y la imagen elegida le va de perlas. Gracias por tomar mis fotos para recrear tus creaciones.
Un beso.

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